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Thomas Church: el jardín y la alberca

Thomas Church: el jardín y la alberca

30 agosto, 2021
por Erik Carranza L. | Twitter: SA_Anonima

Perspectiva para el desarrollo de una alberca por Thomas Church, Thomas D. Church Collection, 1933-1977, UC Berkeley, Environmental Design Archives

 

 

Para Tommy

 

Últimamente he pensado en lo afortunado que soy al contar con un jardín en la azotea del departamento donde vivo. Han sido ya casi 12 años de ver el crecimiento de sus especies vegetales. Algunas plantas llegaron muy pequeñas, en la tradicional lata de cerveza cortada a la mitad y al crecer han ido cambiando de contenedor. He visto su transformación, la generación de todo un ecosistema. He visto llegar algunos polinizadores. He ayudado alguno que otro colibrí que choca contra la ventana y he enterrado a un par de pájaros que yacen en el pavimento. He rescatado a varios caracoles para no ser pisados, evitado que entren arañas, desenterrado lombrices a la hora de dar mantenimiento, tratado de encontrar a esa lagartija que subió de alguna manera dieciocho metros de altura. He compartido ese espacio con muchas personas.

Desde este jardín a dieciocho metros de altura he disfrutado las vistas de la ciudad y su transformación. Desde aquí es fácil distinguir entre arquitectura y construcción, edificios que tapan la vista de un amanecer, de las montañas, de la geografía. En este jardín me he refugiado a leer, sobre todo durante el confinamiento, y al hacerlo me ha provocado imaginarlo como los jardines de Frederick Law Olmsted, Le Corbusier, Thomas Church, Roberto Burle Marx, Luis Barragán, Alberto Kalach, Hugo Sánchez, Tonatiuh Martínez, entre otros. 

He jugado a transformar el jardín en algunas ocasiones experimentando con materiales, con limites y, pensando sobre sus futuras posibilidades, diría que só0lo le falta complementarse con un cuerpo de agua y es aquí donde freno esa idea y me detengo pues hoy, aquí en el jardín, he decidido releer a Thomas Church.

Thomas Church y su llamado “estilo californiano”, esos 2,000 jardines privados. Pero sobre todo pienso en los Jardines Donell, en Sonoma California, 1947-1948, donde junto con el arquitecto paisajista Lawrence Halprin y el arquitecto George Rockrise, incluyeron una alberca descrita así: de “forma libre” que rápidamente se convirtió en un referente para el “estilo californiano” y que, junto con el jardín, concibieron en oposición al tradicional jardín contemplativo, es decir, el jardín versallesco, pensando en una amplia variedad de usos: relajarse, divertirse, nadar, jugar, comer y beber en su bar al aire libre (a una hora de el novillero se encuentran las bodegas y viñedos de Napa Valley).

Una alberca con un trazo en forma de “V” con todas sus esquinas boleadas, con una longitud de 10 m. de largo en cada uno de los lados por un ancho de 7.5 m. que remata en su extremo sur con un trampolín, en el extremo norte con unas escalinatas para bajar a la alberca y en la unión de sus vértices un jardín de piedras. Al centro una poltrona de concreto o un “escultura isla” diseñada por la escultora Adaline Kent. En el extremo norte el jardín-alberca se acompaña por un pabellón con el bar al aire libre y al este la casa para invitados. Esa alberca que viajó desde el norte de Europa al sur de California, fue la primera en su tipo construida en esa zona y que al publicarse en 1950 en revistas como Sunset y House Beatiful difundió la idea de la vida al aire libre y comenzó a imitarse por toda California.

 

Pabellón, casa para invitados y alberca por Thomas Church, Thomas D. Church Collection, 1933-1977, UC Berkeley, Environmental Design Archives 

Diseño del área de alberca por Thomas Church, Thomas D. Church Collection, 1933-1977, UC Berkeley, Environmental Design Archives 

Jardínes Donell por Justin Faggioli, 2016, the cultural landscape founda

 

La historia de cómo Thomas Church llegó a la definición de la forma de la alberca versa sobre la anécdota que cuenta Janne Saario (patinador y arquitecto finlandés) en “the pool and the stream redux”  —algo así como la alberca y la corriente, en referencia al flujo de ideas y de pensamiento, que habla como tema principal de dónde viene la inspiración y toma como pretexto la alberca de Villa Mairea de Alvar Aalto (de la cual ya hable en the kidney shaped swimming pool, de Alvar Aalto al bowl) con los Jardines Donell de Thomas Church y el skateboarding en California— que cuenta el viaje que en 1937 hizo Church con su esposa y de su visita sorpresa al estudio de Aalto, donde muy probablemente estaban expuestos los dibujos del diseño de la alberca de Villa Mairea que inspiraron a la alberca de los Jardines Donell. 

Lo importante de la anécdota —mas allá del tema de la inspiración, de ese estimulo repentino, de ese soplo de aire fresco que producen los viajes— es la visión de Thomas Church que llevó a una segunda visión por parte de los arquitectos y desarrolladores californianos que empezaron a imitar con otras variables diferentes versiones de la alberca de los Jardines Donell, que inundaron los jardines de las casas californianas en los años 70 y así en una tercera visión junto con una crisis de sequía de agua llevó a que estas albercas se vaciaran y empezaran a ser invadidas por los patinadores. 

Si a Alvar Aalto le agradecemos experimentar con la forma orgánica y la transición curva entre la superficie horizontal y vertical del fondo de la alberca, a Thomas Church el emplazamiento de esa alberca junto a un jardín en un área donde se podía vincular la vida al aire libre, a los desarrolladores y arquitectos la replica y la repetición, a los patinadores no sólo la invasión a la propiedad privada, también la vinculación de la calle con una superficie privada, la alberca, para generar una práctica espacial nueva en la ciudad. 

Thomas Church escribió varios libros, entre ellos Los jardínes son para la gente (1955), en donde delinea cuatro principios básicos en su proceso de diseño: unidad (integración y flujos libres), función , simpleza y escala. Otro de los libros que escribió es Tú mundo privado: un estudio sobre la intimidad de los jardines” (1969).

 

Dice Iñalki Ábalos en su Atlas pintoresco: el observatorio, “somos los que aprendimos arquitectura mediante el ejemplo de los maestros modernos, pero somos también los que tenemos que aprender de nuevo, muy rápidamente, a olvidar y a volver a recordar la modernidad y todo lo que ésta lleva asociado, de liberación y condena”. Para Thomas “Tommy” Dolliver Church estas líneas hoy un 30 de agosto que cumple 43 años de haberse convertido en un jardín, por haber aprendido, olvidado y recordado.

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