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Ciudad subterránea

Ciudad subterránea

27 septiembre, 2011
por Zaruhy Sangochian | Facebook: https://www.facebook.com/ZaruhySangochian | Instagram: zaruhy

Estar bajo tierra y moverse tan rápido. En el metro todos los usuarios tienen la misma expresión. Se siente una vibra de silencio. Hasta tenebroso puede resultar, pero a la vez, ese es el encanto, que al salir a nivel de banqueta, regresan los espectros de luz. La ciudad se logra identificar en los espacios marginales y anónimos. Así se conforman ciudades alternativas y subterráneas donde los vagones del transporte público se vuelven parte de la morfología que identifica un trayecto, una transición o un recorrido circunstancial. “El Metro es la ciudad, y en el Metro se escenifica el sentido de la ciudad, con su menú de rasgos característicos: humor callado o estruendoso, fastidio docilitado, monólogos corales, silencio que es afán de comunicarse telepáticamente con uno mismo…” (Monsváis, Carlos. Los rituales del caos. México. ERA. 2006)

Una serie de momentos congelados que se viven bajo la superficie, bajo un tapiz de concreto grisáceo que respira a nivel de banqueta, y a la vez define al Metro como un personaje que busca ataviarse con los elementos urbanos de la ciudad. “El Metro es la ciudad…casi al pie de la letra. Es la vida de todos atrapada en una sola gran vertiente, es la riqueza fisonómica, es el extravío en el laberinto de las emociones suprimidas o emitidas como descargas viscerales…Y la ciudad es más palpable, la que no necesita de la televisión para verificarse a sí misma…El Metro no es una metáfora o una reducción simbólica de la ciudad, es, insisto, la megalópolis alojada en las ruinas de la prosperidad demográfica, es la urbe que, mediante el simple impulso masivo, usa repasillos y vagones para construir y destruir calles, avenidas, callejones, homicidios, multifamiliares, vecindades, plazas públicas, todo cimentado en gente” (Monsváis, Carlos. Los rituales del caos. México. ERA. 2006).

Esta es otra relación entre la ciudad y su movilidad enterrada. Al igual que la evolución y crecimiento de la urbe, esta crónica fotográfica sigue la estructura de un relato, presenta un mundo propio y cuenta una historia para entender y pensar la ciudad mientras se recorren sus arterias más profundas. Además de lo que significa un medio de transporte suburbano en la ciudad, también se puede entender a la urbe como el último reducto de proxémica durante un trayecto con poco espacio vital. La ciudad se contiene aquí abajo, donde el reto no es entrar sino salir.

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