
La cabaña y la cueva
Casi simultáneamente contemplaron la posibilidad de reconciliarse con su entorno y establecer un pacto con la naturaleza. Le Corbusier desde su humilde barraca de Cap Martin, O’Gorman desde su casa-cueva en el Pedregal.
Casi simultáneamente contemplaron la posibilidad de reconciliarse con su entorno y establecer un pacto con la naturaleza. Le Corbusier desde su humilde barraca de Cap Martin, O’Gorman desde su casa-cueva en el Pedregal.
Para Antti Lovag, la línea recta era una agresión contra la naturaleza. En este sentido afirmaba: “Yo brindo refugios que nos acercan más a la naturaleza”.
Como arquitecto, Carlos Lazo, dice: “me esfuerzo en realizar una obra de acuerdo con nuestro medio. Procuro expresar en ella mis observaciones e intuiciones del paisaje físico, humano y cultural de México. Todo esto con un sentido práctico y social.” Éste, hace referencia a su idea de que los individualismos queden atrás para dar paso a obras colectivas.
Historiadores afirman que, en la prehistoria, los seres humanos primitivos, nómadas, recurrieron a habitar las cuevas naturales que encontraban por dos posibles razones: para que funcionaran como viviendas o como lugares para sus actividades rituales. La protección que daba este tipo de espacios (contra las inclemencias del clima o la depredación por parte de animales salvajes) hicieron de esas oquedades sitios ideales para conformar clanes y venerar o enterrar a sus muertos.