La vivienda es la célula prima de nuestras ciudades, es el elemento que se encarga de dar cobijo, confort y resguardo a la vida humana. El problema de la vivienda es sin duda un tema prioritario para la sociedad y deberá ser un aspecto fundamental atendido por las políticas públicas de todos los gobiernos sin distinguir sus ideologías. La vivienda es tema clave y fundamental.

En Venezuela es a partir de la crisis generadas por los desastres naturales que el Gobierno Bolivariano decide implementar un plan de emergencia para cubrir los requerimientos de todos los que habían perdido sus viviendas. El objetivo era realizar 2 millones de viviendas en 7 años. Es así como el plan se convierte en pivote de la política oficial: el déficit habitacional de vivienda popular del país, sumado al acelerado crecimiento de la población urbana, llevó a que todos los Ministerios o instancias públicas establecieran la construcción de viviendas como eje prioritario de su operación. En la actualidad, en el paisaje urbano venezolano, se introducen numerosos edificios de vivienda colectiva dispuestos a cubrir la demanda de vivienda. El plan apunta a criterios que de antemano están en la línea de lo que debe ser, en la teoría busca generar ciudades sustentables por medio de la construcción y densificación del suelo urbano.

Las imágenes muestran algunos ejemplos ya construidos o en construcción de viviendas pertenecientes a la Gran Misión Vivienda Venezuela. La duda es si la ciudades venezolanas están preparadas para ofrecer los servicios públicos necesarios para el incremento de población que la implementación de estos proyectos de vivienda colectiva supone. ¿Dónde queda la planificación de la ciudad y la construcción de la infraestructura necesaria para su funcionamiento?

Mario Pani afirmaba que el problema de la habitación es un problema urbanístico, en donde se hace necesaria la intervención de todos los elementos que permitan una planificación completa, que abarque temas sociales, económicos, políticos y espaciales, para lograr ofrecer no sólo una habitación, sino un lugar accesible, económico e inserto en las políticas socioespaciales que construyan la ciudad. Estos proyectos aunque suponen la construcción de un gran número de viviendas, carecen de la planificación y contundencia que en su momento constituyeron los grandes paradigmas de la vivienda y la arquitectura moderna en Venezuela. Todavía ninguno de los proyectos de la Misión logran siquiera igualar en calidad arquitectónica, espacial y urbana a los grandes proyectos que hace más de cincuenta años lideró Carlos Raúl Villanueva como el 23 de enero o los bloques de vivienda construidos desde el Banco Obrero.

Quizás sea otro caso de oportunidades perdidas en el proceso de construir ciudad, o quizás debamos seguir a la espera de que las decisiones gubernamentales sean cada día más públicas y menos políticas.