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28 octubre, 2017
por Arquine

“No vengo a ofrecer soluciones. Vengo a compartir experiencias.” Así empezó ayer, viernes 27 de octubre, la conversación que sostuvo Shigeru Ban con varios arquitectos mexicanos a invitación del Tecnológico de Monterrey. Ban, nacido en 1957, estudió arquitectura en Tokyo, en SCI_Arc, en Los Angeles, y en Cooper Union, en Nueva York, donde se graduó en 1984. Un par de años después empezó a experimentar con los posibles usos como estructura constructiva de tubos de cartón. Por entonces, dijo Ban, se sintió un tanto decepcionado de una profesión donde se trabajaba primordialmente para gente con poder y con dinero. Tras el genocidio en Ruanda en 1994, Ban se ofreció a trabajar con la Comisión para Refugiados de las Naciones Unidas poniendo a prueba tres prototipos de albergue fabricados con tubos de cartón como estructura. Desde ese momento, Ban ha dedicado parte de su tiempo a atender las necesidades de poblaciones afectadas no sólo por guerras y desplazamientos sino también por catástrofes naturales.

En 1995, Ban diseñó para los damnificados por el terremoto en Kobe, Japón, un refugio de cuatro metros cuadrados hecho con muros de tubos de papel de 108 milímetros de diámetro y techados con una membrana de PVC. Ese mismo prototipo lo volvería a usar después en Turquía, en 1999, y en India, en el 2001. Ban ha diseñado otro tipo de espacios para los damnificados además de refugios. En Kobe una iglesia; en Chenghua, China, aulas para una escuela primaria; en L’Aquila, Italia, una sala de conciertos temporal. Usando variaciones al mismo sistema constructivo, también a Diseñado construcciones permanentes, como la Casa de Arte para niños en Fukushima o la catedral de Christchurch, en Nueva Zelanda.

En su presentación, Ban dijo que las soluciones arquitectónicas son distintas dependiendo del sitio y sus condiciones, así como de los materiales disponibles. Su prioridad es que las estructuras que construye sean seguras y confortables, pues aún los refugios calificados como temporales pueden ser ocupados por más tiempo del previsto o deseable antes de que se construya nuevas casas para los damnificados. Sobre su método de trabajo, Ban dijo que junto con sus estudiantes busca una comunidad afectada donde su ayuda pueda ser útil. “No busco tener la imagen completa del problema para empezar a trabajar. Empiezo trabajando.” Junto con el diseño, la logística para recolectar fondos y materiales para la construcción es igual de importante. Ban afirmó que no hay que esperar que el gobierno o alguien organice los trabajos de ayuda, sino que hay que empezar cada uno en alguna comunidad. La organización, dijo, va surgiendo. Al ser cuestionado sobre la importancia de preservar la identidad constructiva en un sitio, respondió con una pregunta: ¿qué es la identidad?, y remarcó la importancia de trabajar con arquitectos y escuelas de las comunidades afectadas, para entender cómo se debe dar respuesta en un caso de emergencia. Insistió en que “en arquitectura, el problema no es el material con el que se construye sino el cuidado que se pone al construir.” Por lo mismo, no confía en el concreto como material constructivo en algunas situaciones: “es más fácil engañar y no cumplir las normas con estructuras de concreto que de madera,” dijo. Ante otra pregunta de los participantes, Ban volvió a subrayar que lo más importante para él es, también en el caso de los refugios temporales, la solidez estructural de los proyectos que realiza y la comodidad que ofrecen a quienes los ocupan. Dijo que ninguno de los diseños que ha hecho para situaciones de crisis humanitarias tienen derecho de autor protegido y que, por lo mismo, pueden ser copiados, siempre que se investigue lo suficiente y se construya de modo que se cumplan aquellas dos condiciones: solidez y comodidad. También recomendó a los profesores de arquitectura llevar a los estudiantes a ver los daños, incluso si aun no están capacitados para ayudar: ver les servirá para entender para qué tienen que estar preparados.

En estos días Shigeru Ban recorrerá varias comunidades del país para buscar aquella donde piense que su trabajo se necesita y será más útil, y aconsejó a los arquitectos locales hacer lo mismo: “ustedes saben más que yo qué hace falta aquí”, dijo.

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