El proyecto es una reforma y ampliación de una “Masía” de los años sesenta. Por esto, se tuvo que conservar el perfil de la fachada principal. La obra se sitúa en el Maresme, en la provincia de Barcelona, cerca de la línea costera en un entorno natural único.

Se aprovecha una explanada natural preexistente, a la vez que se integra el resto de la topografía para ejercer el menor impacto posible en el territorio. El agua se convierte en un elemento que une la casa y realza el desnivel hacia la piscina mediante una cascada en escalera.

Se desplaza el acceso de vehículos junto al umbral de la finca y la fachada Noreste, de esta forma se consigue liberar el espacio suroeste delante de la vivienda y aumentar el espacio de jardín-azotea, convirtiéndose en uno de los mejores espacios exteriores de la casa. La ampliación en dos pisos para la zona de habitaciones, encarando oeste, dibuja una curva en la parte posterior de la actual vivienda. La habitación principal por otro lado se orienta a sureste con vistas directas al mar.

En la fachada norte se propone una celosía de madera de lamas fijas tratada de arce canadiense, que privatizaría del exterior a la vez que permite entrar la luz en el interior. En oeste en la zona de habitaciones se proponen lamas de sentido horizontal y móviles.

La propuesta en el interior, va aplacada con piedra natural pulida y para el exterior, mármol verde de la india en gran formato sin pulir. La escalera da acceso a un espacio intermedio que comunica con el pasillo y el estudio. La zona de estudio detrás de los dormitorios recibe luz de norte a través de la celosía de lamas de madera. La cubierta es plana y verde en la zona de dormitorios y la del volumen principal es inclinada de zinc y con una gran terraza ajardinada.

Ante los dormitorios se propone levantar el nivel actual, para crear un nivel intermedio más cercano, y así crear un jardín de carácter privado delante cada uno. Se prevé un depósito de aguas grises, para el tratamiento y almacenamiento de aguas pluviales, riego e hidrantes. Para facilitar el ahorro de agua se ha pensado en el aprovechamiento de aguas pluviales mediante
la construcción de un depósito de 20.000 litros de capacidad, según la superficie teórica de recogida de aguas y las necesidades hídricas de la finca.

Por otro lado, la finca tiene una importante superficie boscosa y los trabajos de mantenimiento de la misma generan una significativa cantidad de residuos forestales que vale la pena aprovechar "in situ" mediante una caldera de biomasa que proporcionaría agua caliente sanitaria y energía de calefacción en toda la casa. Además, los temporales de nieve o de fuerte viento provocan, en este tipo de bosque mediterráneo, una importante aglomeración de residuos de arbolado que hay que eliminar para evitar luego incendios que hoy en día son tan recurrentes.