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Concursar

Concursar

1 septiembre, 2014
por Arquine

Un concurso es un instrumento para recoger en un momento específico el pensamiento de un grupo amplio de arquitectos”

Humberto Ricalde.

por Andrea Griborio | @andrea_griborio

Concurso se define como la competencia entre quienes aspiran a encargarse de ejecutar una obra o prestar un servicio bajo determinadas condiciones, a fin de elegir la propuesta que ofrezca mayores ventajas. Concursar parte de reunir de manera organizada diversos actores con el fin de ejecutar acciones que conlleven al éxito y progreso de las necesidades preexistentes, el definirlas será la materia prima de un concurso. Un concurso homogeniza y regula las oportunidades, y a la vez, compara y selecciona. Un concurso es un ejercicio científico, artístico o literario hecho a prebendas bajo condiciones definidas y con objetivos precisos, y es por esto que se constituyen en una estrategia idónea que permite construir las ciudades de manera democrática, inclusiva, competitiva y responsable. Son los concursos genuinos catalizadores de procesos y espacios, convocan diversas naturalezas y escalas con el objeto de fijar posición o tomar partido ante una necesidad, con el fin de encontrar ideas inteligentes de la mano de la figura de un jurado, que se constituyen en la clave del proceso, prácticamente aquello que en primera instancia debería ser evaluado; finalmente es el jurado el conductor del proceso y quien toma las decisiones trascendentales.

En los próximos días Arquine lanzará nuevamente una pregunta, con la intención de que la respuesta de cientos de arquitectos trascienda el mero hecho arquitectónico, para otorgar a una duda, la capacidad de generar un espacio de reflexión y debate, público, plural y abierto. Desde su primera edición en 1998, el Concurso Arquine persigue explorar temas de importancia y relevancia para la sociedad en general, y promover la competencia y la participación nacional e internacional a partir de un tema de crítica y/o un área de oportunidad para el desarrollo y mejoramiento de un espacio físico, social, cultural y donde la arquitectura sea la herramienta que desarrolle no sólo espacios, sino también programas y estrategias de intervención.

En México, el concurso como opción a la hora de elegir el proyecto y los autores de un proyecto de interés público pareciera estar cobrando valor, los últimos meses han sido escenario de diversos modelos de concursos de arquitectura, casos como el Concurso del Mercado de la Merced, el Pabellón de México en la vigente Bienal de Arquitectura de Venecia, el Pabellón de México en la futura Expo Milán, el Museo Juan Soriano en Cuernavaca, el Mercado Corona en Guadalajara, y el futuro aeropuerto de la Ciudad de México, son ejemplos todos de un intento a favor de la asignación de la obra pública por medio de procedimientos más plurales y “democráticos”; y sin embargo, todos parecieran tener su talón de Aquiles, lo que dificulta considerar alguno como modelo ejemplar y referente a seguir.

Sin embargo, el concurso, al ser instrumento para el debate, es un punto de partida, no de llegada, de esta forma se apuesta por la configuración de escenarios construidos desde la reunión, a partir de convocatorias que sirvan como oportunidades de expresión. Concursar, es el procedimiento genuino para modelar ideas, desde la reflexión, la concurrencia, el entendimiento y la necesidad, donde el éxito deberá estar basado en el  proceso de convocatoria, el alcance de la participación y la conclusión en un proyecto completo y trascendente, que permita construir ciudad y cultura urbana.